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Los aficionados no dejaron de aupar a su equipo confiados en la remontada. J. ORTIZ
Montaña rusa de emociones en la Victoria

Montaña rusa de emociones en la Victoria

Los aficionados se fueron a casa con un sabor agridulce por un empate positivo, visto el partido, pero con sensaciones negativas para la vuelta Hubo una muy buena entrada en una tarde fría y desapacible en la que los blancos empataron 'in extremis'

JESÚS MUDARRA

JAÉN

Lunes, 21 de mayo 2018, 02:39

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Volvió el ambiente de partido grande a La Victoria. La tarde no invitaba demasiado, con su amenaza de lluvia en forma de nubes sobre el Santo Reino, pero aun así el público llegó a las inmediaciones del estadio con la suficiente antelación como para llenar el punto de encuentro y que se respirase una buena atmósfera en la previa del choque.

Se respiraba el optimismo. Las conversaciones entre aficionados veían señales propicias para la victoria en la goleada del Almería al cuarto del mismo grupo que el rival del Real Jaén y cuando se conoció lo ofensiva de la alineación que García Tébar.

No fueron partícipe de ese ambiente previo los aficionados del Yugo Socuéllamos. El Real Jaén ha mejorado en organización y lo demostró la llegada de los hinchas rivales, a cuyo autobús se le dio acceso dentro del mismo estadio, por lo que en ningún momento se mezclaron con la afición jienense. Dieron estos un color azul al córner entre las zonas de fondo sur y preferencia y, aunque su número pasaba de los cien, no fueron competencia para la animación 'lagarta'. No se preveía ningún tipo de problemas entre seguidores de uno y otro equipo, pero siempre es mejor prevenir que curar.

Hay muchas ganas en Jaén de que el equipo ascienda de categoría y el césped de estadio ya es digno, al menos de la Segunda B. Lucía con un verde espectacular cuando los equipos saltaron al tapete en medio de una ovación atronadora y con 'tifo'. Ya habíamos dicho que el ambiente era de encuentro importante. Orgullo Lagarto también estuvo a la altura de las circunstancias y preparó una enorme pancarta que rezaba 'Mágico, real' y sobre la que volaron cientos de trozos de papel blanco.

La temperatura fue ideal, a pesar de que hicieron falta de forma intermitente los paraguas, pero el tanto tempranero de los manchegos dejó helados a los cerca de 5.000 espectadores que acudieron a animar a los blancos. Fue el equipo el que tiró de la afición justo después del tanto, a base de reiteradas ocasiones, pero cuando el choque fue muriendo el tedio que acabó siendo la primera mitad el ambiente perdió gran parte del tono especial con el que había visto su inicio, al menos en lo que a las gradas se refiere.

Preocupación por lo visto

Hubo consenso en el descanso acerca de los males que estaba sufriendo el Real Jaén y la afición pedía alrededor de las barras interiores del estadio, con el refresco en la mano, que hombres como Juan Carlos o Migue Montes dieran un paso al frente para tirar del equipo. No cambiaron mucho las cosas en la segunda mitad. No se jugó nada y la grada quedó contagiada de un sopor del que solo un gol podía sacarla. Muy lejano se veía ese tanto al que el Real Jaén ni se asomaba y que sin embargo estuvo varias veces cerca del Socuéllamos.

Quedaban quince minutos de encuentro cuando La Victoria volvió a cobrar vida y tuvo que ser el árbitro el que, señalando una falta algo dudosa, pusiese en pie para la protesta a la afición blanca. Se pasó de la indignación a la preocupación porque Jacinto, jugador azulón, quedó tendido sobre el césped y tuvo que ser atendido de urgencia. Pudo reincorporarse al juego un par de minutos después pero el tiempo de parón sirvió para que la afición jienense terminase por desesperarse.

Las protestas hacia el equipo fueron continuas en un encuentro que pedía a voces un centrocampista. Más de uno se acordó de Jonathan Rivera. Qué falta hizo un futbolista del zurdo en el encuentro de ayer y que absurda se ve hoy su salida del club.

Dejaron de hacer falta los paraguas y más de uno pensó en sacar los pañuelos, que habrían ondeado gracias a la brisa que se levantó sobre el estadio, de no ser porque el Socuéllamos no tienen en la efectividad una de sus virtudes. Intentó la afición con sus cánticos y su ánimo que al menos los diez últimos minutos de juego fuesen de color blanco pero había impotencia sobre el césped y también en los asientos y esta se vio multiplicada con las llegadas finales de un cuadro manchego que tuvo alguna incluso para haber encarrilado aún más la eliminatoria.

Despertó La Victoria

No lo hizo y, aunque hubo que esperar al descuento, acabó llegando la reacción jaenera. Se vieron de pie los cinco minutos de añadido que hubo en el choque. Nadie en el estadio esperaba el tanto de Beda y la alegría y la sorpresa se mezclaron en un torbellino de sensaciones que hizo rugir a un estadio que había sesteado durante 80 minutos.

El empuje fue total en las últimas acciones del encuentro, pero al mismo tiempo que animaban los hinchas blancos para que llegase un segundo gol de su equipo (algo que estuvo a punto de suceder), también se era consciente de que quedaba muy poco margen.

Acabó llegando tarde la reacción y al final las sensaciones quedaron divididas: los optimistas se quedarán con los últimos minutos del equipo, los pesimistas con la inferioridad manifiesta del Real Jaén durante el resto del encuentro.

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