Una de las ofensivas del Real Jaén que desmontó la defensa marteña. JUANDE ORTIZ
Real Jaén

Pozo ahoga los ataques del Real Jaén

Un Martos CD sobrio en defensa se lleva un punto del Nuevo La Victoria

JOSÉ A. GUTIÉRREZ

JAÉN

Lunes, 6 de noviembre 2017, 02:11

jaén. Para ganar y ser grande hay que saber sufrir. Real Jaén y Martos CD no firmaron ayer en el coliseo blanco un partido para recordar. Las expectativas superaron al fútbol. Y al final cada equipo se llevó un punto. Para los lagartos esta temporada en Tercera está siendo un master de angustia. Si aliñas un partido sin pegada de los blancos con la férrea convicción defensiva de un bloque blanco con las ideas muy claras, el resultado no suele ser muy alentador.

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El Real Jaén desaprovechó una ocasión para asestar un zarpazo y colarse en puestos de play off. Habrá más oportunidades porque esto es muy largo. Y el Martos salió contento con un punto que le deja a tres de las posiciones de privilegio del Grupo IX y reforzado en su idea.

Finalmente Rentero ocupó el puesto del sancionado Higinio Vilches en el lateral izquierdo. Pero la sorpresa del once fue la presencia de Luizinho como referente ofensivo, relegando a Migue Montes al banquillo. Montes había disputado los 13 últimos encuentros, sólo faltó en el debut liguero al no estar tramitada su ficha. En las filas visitante, Toni García alineó a Poblaciones en su zaga, tras su salida de la casa blanca.

Los blancos empezaron mandando y pisando campo rival ante un Martos al que le costaba salir de su campo. Víctor Armero era el primero en probar fortuna con un disparo desde fuera del área que no puso en aprietos al meta Pozo.

Luizinho estuvo cerca de debutar con buen pie. Armero le cedió el esférico dentro del área y el ariete portugués lanzó ajustado al palo derecho de la portería marteña. El balón se perdió al lateral de la red. Armero, que estaba en todas, lo intentó con un saque de esquina directo.

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Pozo seguía teniendo trabajo. Ahora fue Manolillo el que le obligó a emplearse demostrando reflejos felinos.

Sutil firmó el primer acercamiento del Martos en una acción por banda izquierda, marca de la casa, que salvó Dani Fragoso en el ecuador del primer round.

El dominio blanco era tiránico. Vera la cruzó en exceso en el minuto 28. Pudo ser el primero.

El guión del partido

El guión estaba muy definido. Posesión abrumadora de los blancos ante un Martos que agazapado esperaba asestar un zarpazo a su rival aprovechando el más mínimo error.

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Por lo general, en un encuentro de fútbol en los primeros minutos se juega el partido que quieren los entrenadores. Estudio del rival y respeto, al borde del pánico, por miedo a cometer un error que acabe penalizando. Sólo un gol es capaz de sacar ese tapón táctico, y darle un mayor protagonismo a la rebeldía de los jugadores. La táctica suele ser una prolongación de la necesidad de sentirse seguro. Y en ese sentido ambos bloques destilaron a la perfección el papel asignado por sus roles. Los blancos llevaban la iniciativa que corresponde a los locales ante un Martos excesivamente tímido, como superado por el escenario. Pero el peligro estaba en confiarse, porque podía ser una pose.

En este deporte es muy complicado encontrar el equilibrio entre las dosis justas de libertad y orden. Un excesivo rigor táctico muchas veces es sinónimo de miedo y cuanto más aprieta el corsé sobre los jugadores, por lo general, el aburrimiento también aumenta. Y ayer se pudo ver ese difícil equilibrio, interpretado de dos formas diferentes, en ambas escuadras. Del sopor sobre el maltrecho verde el aficionado se libró gracias a los aspectos extra deportivos. Entre ellos una acción de Paco Sutil con el banquillo local a cuenta de una botella de agua.

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Camino de los últimos cinco minutos del primer round, el férreo sistema defensivo marteño seguía sin mostrar fisuras. Se había perdido algo del ímpetu local con el que había arrancado el partido.

Vitu, máximo goleador del Grupo IX con 13 dianas en 14 partidos, probó a Arellano en el minuto 37 por vez primera. Los de Toni García empezaban a desperezarse.

Todo el peligro de los blancos pasaba por las botas de Víctor Armero. Una pared suya con Manolillo acabó con un fuerte disparo del 10 blanco desde la frontal haciendo que Pozo despejase a córner.

Al descanso se llegó con el derbi caldeado. El colegiado del partido expulsó a Luizinho, al mostrarle una segunda amarilla, en una acción con Almansa en la que el jugador visitante vio la roja directa. Debut amargo del último fichaje blanco y ambas escuadras con diez peloteros para afrontar la segunda mitad.

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En la reanudación tocaba sondear otras opciones. Y Salva Ballesta dio entrada a Álvaro García por Vera. La idea era abrir el campo por banda izquierda y que García recibiera el apoyo de Rentero. La consigna pasaba por disparar a puerta, ante la más mínima posibilidad y desde cualquier posición.

El Martos pudo adelantarse por mediación de Vitu. Se marchó de su par con un precioso caño y firmó un duro disparo que repelió Arellano mandando la pelota a córner. Armero dejó su sitio a Migue Montes en el minuto 66.

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El estrés y la angustia pueden cortar las alas de la valentía, el atrevimiento y la libertad creativa de los jugadores. Por eso hay partidos en los que lo único que vale es ganar. Porque en este deporte solo se corre en ayuda del que al final suma los tres puntos en su casillero.

El campo dio la sensación de haberse hecho demasiado grande a ambos conjuntos.

Pozo estaba empeñando en que lo beatificaran ayer. El de Andújar salvó un gol cantado tras un disparo de Rivera desde la frontal. El duelo empezaba a romperse y el cansancio multiplicaba los espacios libres de marca.

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El primer cambio de Toni García llegó en el minuto 73, entró Antonio Bueno por Crespo. Y la última bala de Ballesta fue dar entrada a Pico en el 83 por Manolillo.

El Martos daba por bueno el empate y empezaba a perder tiempo ante un Real Jaén que se volcó más con el corazón que con efectividad. Hasta ahora sólo el Palo había logrado robar un punto del coliseo blanco y seguirá siendo el único bloque que ha marcado en este estadio.

Ayer faltó el gol, pero también el fútbol como camino para llegar a él. Un tanto siempre fortalece la idea defensiva del equipo que pasa a ganar, obligando al rival que está necesitado de remontar a canjear orden por ir a buscar el empate, y rompe el equilibrio de pizarra, lo que provoca una dura batalla en la cancha. Ayer el aficionado se perdió esa bella guerra.

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Vitu se fue despedido con aplausos, y algún pito -los menos- por los aficionados blancos.

La ansiedad por el miedo a perder impidió que ambos equipos salieran de su zona de confort. Si el gol es la llave que lo abre todo ayer no apareció. Hay equipos que tienen mucho juego pero que carecen de gol. Y hay otros que lo encuentran incluso cuando peor juegan. Pero ayer el Martos no mostró una sola fisura en su esquema defensivo y se llevó un valioso punto.

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